CRISIS DEL ADOLESCENTE.

La crisis de identidad es la principal que deberá afrontar l muchacho de esta edad. Su identidad, trastornada en la primera adolescencia, se reintegra poco a poco durante la adolescencia media y se estabiliza al final de la adolescencia o primera etapa de la madurez

el efecto combinado de les cambios físicos y sociales del muchacho suele ser psicológicamente devastador. La estabilidad emocional, el control, el equilibrio y la coherencia adquiridos durante los años anteriores quedan conmocionados.

Su cuerpo desgarbado y torpe, así como las exigencias que le rodean, contribuyen a aumentar su confusión. En realidad no sabe muchas veces qué hacer consigo mismo: sus estados de ánimo cambian violentamente, su conducta es contradictoria, su esquema corporal se configura de nuevo.

El compromiso principal del chico es la búsqueda de la identidad que no sabe cómo encontrar. En el fondo o está seguro de nada: no sabe si crecerá todavía, si se hará atractivo, si conseguirá dominar sus impulsos; vacila ante la elección de una profesión, duda de la opinión de sus amigos.

En su búsqueda de objetivos personales y de su propia identidad, el muchacho tiende a proyectar fuera de sí mismo sus problemas, sus conflictos y las posibles soluciones. Busca modelos de comportamiento y se inquieta por su imagen ante los demás. Los diseñadores de modas y los creadores de mitos para la juventud conocen muy bien esta necesidad y procuran "servir" a los jóvenes "adecuados modelos". Desgraciadamente, no suele moverles el deseo de ayudar a los jóvenes, sino unos claros propósitos lucrativos.

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